No importa cuántas
veces intentes repetir una misma visión. Cuando miras por un caleidoscopio,
nunca una imagen va a volver a ser la misma ya que, lo que ves depende de la
cantidad de luz que tenés y de la posición en la que ubicas el caleidoscopio
mientras miras. Es una metáfora que aplica a la vida misma, al modo en que la
vemos los seres humanos.
Recuerdo que el primer día de clases en mi facultad,
un profe dijo algo que me quedo grabado por el resto de la carrera: Si pongo al
frente de ustedes una simple silla ¿Todos van a ver lo mismo? Pues no: Un
ingeniero va a ver una estructura que sirve para que las personas se sienten,
un odontólogo va a ver un instrumento de trabajo para atender a sus pacientes,
un carpintero va a ver su trabajo terminado, y así sucesivamente. Todas son
diferentes y todas son ciertas. Son diferentes visiones sobre un mismo objeto. Entonces ¿Cuál es la verdadera noción de lo
real? ¿Quién tiene la razón ante un mismo hecho?
A veces nos olvidamos que vemos el mundo desde dos agujeritos tan chiquitos
como nuestros ojos, y creemos que lo que nos dejan ver es la realidad tal cual
es, todo lo que existe, las cosas tal cual son. Por eso debería ser un
ejercicio, casi constante, el de tratar de mirar con otros ojos -cuantos más
mejor- para tener una visión más completa de las cosas. Sin olvidarnos que esos
agujeritos chiquitos que tenemos para ver, siempre y necesariamente, van a
hacer un recorte de lo que está frente a nosotros.
Nada es absoluto, así que no esta mal si interpretamos la vida como un caleidoscopio.
Nada es absoluto, así que no esta mal si interpretamos la vida como un caleidoscopio.
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