lunes, 25 de febrero de 2008

Quisiera estar ahi


No se que tipo de "masoquismo" tengo, porque a esta foto la puse como fondo de escritorio de la PC de mi laburo, y gracias a ella cada mañana puedo sentir, o imaginarme el olor a la lluvia y la sensación que se siente desde la ventana de mi casa de El Rodeo (una villa veraniega en mis pagos) cada vez que llueve.
Es que la foto resume dos cosas que me llenan de sensaciones buenas: La lluvia y mi casa... bueno, "mi casa" no se hasta cuando, imagino será hasta que llegue un comprador entusiasmado dispuesto a pagar la suma que piden.
Mientras, esta foto es mi homenaje diario.

domingo, 3 de febrero de 2008

Mi lista pendiente

Hace rato que tengo ganas de hacer una lista de las cosas que mas me molestan y las que mas me gustan. Así a secas, ni mas ni menos, enumerando como si fuese uno de esos forwards que te llegan en el correo pero hecho a mi gusto y conveniencia. Aquí va:

Que me molestan (y mucho):

- Cuando voy apurada por la calle, después de un chaparrón, y piso una baldosa floja que hace que salte un chorro de agua, muy caliente y sucia, a mi otro pie. Me pone loca, porque no puedo evitar pensar en que ese agua esta infectada de toda la mugre y suciedad juntada de la calle, léase: escupidas, salpicadas, popos de perros, restos de comida y tantas otras cochinadas.

- El ajo. Lo detesto, lo odio, y si pudiera haría una campaña masiva y mundial para exterminarlo de la faz de la tierra. Odio comerlo y odio a la gente que lo come, no porque lo coma en si, sino porque después el olor es imposible de desaparecer por mas chicle o caramelo de menta que intente taparlo.

- Saludar por cortesía al bajar o subir de un ascensor y no escuchar respuesta alguna. Está bien que todos tenemos nuestros días, pero que carajo cuesta contestar un simple “hola”???.

- Tres palabras que no deberían estar ni siquiera en el diccionario: “CORTICOIDES”, “ANTIBIOTICOS” y “CORTE Y CONFECCIÓN”. No es por lo que significan, sino por como suenan, las detesto, las odio.

- El ruido que hacen las bolsas de nylon. Un ejemplo: Ir viajando en un colectivo de noche, y sentir que alguien abre una bolsa y hurguetea vaya a saber que cosa. Para mi las bolsas son para la basura y nada mas, no para transportar cosas, para eso existen las que no hacen ruido, como las de cartón o un simple bolso.

- No encontrar lo que busco y sobre todo cuando estoy apurada. El ejemplo mas significativo es el celular: Estoy saliendo (apurada para variar) y dejo la puerta abierta del ascensor convencida de que está acá nomas, pero al final, ando a las corridas y mas de una patinada y al no encontrarlo, me resigno por volver a cerrar la puerta y buscarlo con mas calma. Recién ahí aparece el infeliz y estaba al frente de mis ojos.

Cosas que quizás no tengan mucho sentido, pero logran ponerme los pelos de punta. Seguro me olvido de alguna, pero quién no tiene esas pequeñísimas molestias cotidianas?

Pasamos a las buenas, que me encantan:


- La lluvia, sobre todo la de verano y en el campo, torrencial, bestial, con rayos y truenos. Simplemente cambia mi estado de ánimo, me sale la nenita de 8 años y me dan ganas de ir a saltar en los charquitos que se van formando y sentir como cae sobre mi y me empapa toda la ropa.

- Escuchar una canción que hacía mucho no escuchaba y que en su momento fue un icono para mi. No importa el género, pero la mayoría de las canciones que entran en este punto me renuevan, me inspiran.

- El olor que hay en mi casa, o mejor dicho que había. De chiquita estaba convencida (y lo estoy) que todas las casas tienen un olor que las distingue del resto, y el olor que había al entrar al zaguán de la mía era único.

- Escuchar cuando un grupo de gente canta algo que las une. Por ejemplo el himno (no en cualquier lado, ahora esta de moda cantarlo en cuanta manifestación haya), sino en un contexto… llamémosle patrio. Simplemente me emociona. De chiquita iba siempre a una procesión de la Virgen, en donde se llenaba de peregrinos y cuando la entraban a la Catedral todos le cantaban su canción, creo que al ver a la gente grande ser tan devota y llorar de emoción hizo que me sensibilice hacia este tipo de costumbres.

Uf… seguiría con tantas otras cosas, pero se me está haciendo interminable. Así que dejo mi lista acá. Creo que en la simplicidad de las cosas cotidianas muchas veces encontramos detalles que nos llenan o que nos pueden cambiar el humor. Lo bueno es saber reconocerlas y confesarlas, por más vergonzosas que sean.